Ancianos en Acción: Famosa a los 96 años

María Amelia ya es tan popular en la bloguerósfera como Obama, Ghandi o García Márquez. Es la posteadora más longeva del mundo y la que más seguidores tiene. ¿Y eso a qué se debe? Bueno, para mí, está claro, particularmente ella es el suceso en Internet que ni siquiera los inventores de este aparato con sus redes sociales imaginarían nunca, sin descartar de que a un perencejo se le ocurriese decir que fue lanzada por una voluntad mediática que busca algún beneficio taimado o neoliberal.

Bueno, pero, y ahora que ya sabemos que existe, ¿cómo vamos a seguir viviendo? Cabría preguntarse. Si, porque ya que nos ha sido entregada tamaña responsabilidad, que es la de seguir sus pasos y mostrarle al resto de la comunidad que no se está bien vegetando en casa cuando hay todavía millones de cosas por hacer y decir en Facebook, MySpace, Twitter o en una bitácora. ¿Cómo lo vamos a resolver si no se poseen los medios? Me refiero a eso que ella dijo de Internet “Todos los ancianos deberían tenerla y unirse a esos grupos de ayuda para tener una vida digna y entretenida”

Ese fue su caso, porque con 96 años, enferma y achacosa, ya estaría del otro lado del parque sino descubre esa terapia de salud a tiempo. Y yo me quedé pensando que no sería un romanticismo extrasensorial el de esa señora murciana el decir que los ancianos también deberían tener un ordenador a mano para paliar su soledad.

Entonces la comparé con otras señoras de su misma edad que conozco y solo vegetan en sus butacas o esperan beatíficamente a que llegue el taxi-bus celestial, y me dije, es como una bombilla de 100 Wa en un cuarto oscuro, su iluminación te deja ciega cuando no te mata, y quizás estoy siendo un poco loca pero si usted sabe otro modo de nombrar a los torrentes que se salen de sus cauces me lo manda a decir por correo.

Es que la cuestión no es tan así de sencilla, la salud sí, y la distracción también, no obstante, hay otras fuerzas en juego que tienen que ver con la capacidad de hacer, proyectar y activar de un grupo de internautas afiliados a la imperativa malla social, como es el caso de la joven Marta del Castillo, asesinada en Sevilla, y que ha sido centro de convocatorias a manifestarse en las calles demandando al gobierno a que instaure la cadena perpetua para los criminales. ¿Se imagina usted qué poder de movilización exhiben esos grupos que ayer mismo reunieron en Madrid a miles de ciudadanos con pancartas y lemas? Como es de suponer, el gobierno tendrá que asumir.

De que ha surgido una nueva revolución en Internet es un hecho, y quien no lo quiera ver está anticuado o esconde la cabeza, por eso me solidarizo también con ese llamado de María Amelia en el grupo que ha creado Ancianos en Acción para defender a las personas viejas, aún sabiendo que soñar con aprender computación es una utopía para muchos y muchas en el mundo. ¿Qué digo? Pero mejor sería hacer una encuesta para saber si ellos y ellas prefieren navegar en Internet o tomar medicamentos.

Polémica podrá ser, pero la idea no es descabellada ni peregrina. Del futuro no quiero hablar, que ya con el presente basta, y ese es al que hay que interrogar porque pienso que lo único que se no puede perder en todo esto es la esperanza.